La vida es un caminar día a día, muchas veces quiero llegar a un sitio y quiero llegar ahora, pero no me doy cuenta de que para llegar, si he de llegar, es importante que pase por una serie de fases y pasos que me posibilitarán alcanzar la meta deseada y que más tarde o más temprano, con esfuerzo y dedicación, acabará llegando.
De nada sirve empeñarme en ir contra lo que tengo que vivir, porque si he de vivirlo volveré a topar con ello por mucho que intente esquivarlo o correr en otra dirección, finalmente llegará y lo viviré, entonces, ¿por qué posponerlo? ¿por qué no mirarlo de frente y vivirlo? Pero no a modo de castigo o penitencia, sino con amor y entrega a lo que la vida quiere mostrarme para avanzar, para ser cada día un poco más mi ser y realizar lo que he venido a realizar.
Además, en el trayecto hay preciosas vistas que me acompañan dentro de la borrasca, siempre hay un momento en el que el aire roza tu cara y sientes, y te paras, y ahí no hay prisas, ni agobios, solo un permanecer y un recordar la preciosa vida. ¡Enfoca la mirada!
Confiar en la vida y sus regalos. Quizás estás aquí porque es aquí donde debes de estar y no en otro lugar, quizás es aquí donde el camino te muestra el resto de puertas y llaves. Dejar de buscar en otros lugares, personas, puestos de trabajo… lo que cada unx de nosotrxs tenemos dentro, observar a la locomotora y dejarla que cese para abrir los ojos y el corazón a la vida.
No importa cuanto tardes, ni cuantos tropiezos haya en el camino, confía, porque todxs vamos a llegar a la felicidad última y al cese del sufrimiento, y mientras tanto, si te es posible, no te lastimes, y no lastimes, ama.
Muchas gracias y perdón,
Ojalá todos los seres seamos felices,
Ojalá cese el sufrimiento y sus causas,
Pueda yo hacerlo!