Recuerdo cuando estaba triste y las personas que estaban a mi lado me abrazaban, daban besos y temporalmente, el dolor desaparecía, pero no cesaba.
Recuerdo estar en dudas sobre mi vida y preguntar a mis amigas y darme consejos verdaderamente valiosos, pero a la hora de la verdad, al llegar a casa, seguir con la misma mente confusa.
Recuerdo a alguien llevándome una mochila parte de un camino y devolviéndomela porque pesaba mucho o porque nuestros caminos se separaban.
Las personas nos acompañan en nuestro día a día, nos sonríen, abrazan, hablan, escuchan, aman…, pero nadie puede vivir por nosotrxs, nadie puede hacer por nosotrxs lo que nostrxs no hacemos por nosotrxs mismos.
Por mucho que yo desee que mi amiga sea feliz y deje de sufrir, y esté día y noche con ella en el llanto, la escucha y el amor, nada cambiará hasta que su mente decida hacerlo, hasta que se dé cuenta de que el dolor acaba cesando, con esfuerzo, ganas, presencia y mucha, mucha paciencia. Hasta que se dé cuenta de que no es tan importante y no es personal, porque no dejamos de ser nada mas que la fabricación que hacemos de nosotrxs mismxs y de los otrxs bajo una base.
Porque aunque tuviera el poder de aliviar para siempre el dolor de los seres, de nada serviría si no le transmito al otro ser cómo hacerlo, ya que siempre dependería de mí para recobrar esa calma y esa felicidad, por lo que no sería cierto dicho alivio.
Mostrar a las personas las herramientas, hacerles conocedoras de todo su potencial, para que sean libres de aferramientos, libres de los agregados.
No todos los días se puede, pero si hoy puedes, aunque sea una vez, sonríe, abre el pecho, los brazos y ríndete a la vida, es preciosa. En este instante no hay nada más que eso, vivir, respirar.
Muchas gracias y perdón,
Ojalá todos los seres seamos felices,
Ojalá cese el sufrimiento y sus causas,
Pueda yo hacerlo!