Con el mar de fondo, un precioso atardecer y los pájaros piando todo coge una nueva perspectiva. De repente la tierra te devuelve a tu centro, te recuerda quién eres y simplemente estas.
Empiezan a surgir las ideas, la creatividad, jugueteas con la arena, respiras y te muestras.
Es cierto que cuando el exterior ayuda, el interior se reencuentra más fácilmente, pero también es cierto que hay que querer apagar el botón del yo y presenciar el momento.
La meditación ayuda a conocernos, a trabajar la atención y concentración para conseguir la calma mental y la felicidad de todos los seres, porque no siempre el escenario es el ideal, no siempre tenemos unas causas maravillosas. Todo lo contrario, vivimos en una ciudad ruidosa, con un trabajo precario y goteras en el techo del baño. Pero todo ello es independiente de nuestra paz interior, no condiciona nuestro ser profundo, nuestra misión.
Cada día buscar un poco más en lo profundo para vernos, para reconocer en qué consiste nuestro paso por la tierra, preguntarnos cuál es el viaje que estamos haciendo y si se corresponde con nuestro ser, nuestra misión.
Intentar respirar para conectar, para servir a la misión, para construir un mundo mejor.
Muchas gracias y perdón,
Ojalá todos los seres seamos felices,
Ojalá cese el sufrimiento y sus causas,
Pueda yo hacerlo!