Cada día oigo más vivencias de personas que sufren ansiedad. Personas que no pueden coger el metro porque se sienten agobiadas y tienen que diseñar toda su vida en base a estas pequeñas contrariedades, personas que no se atreven a salir de casa por miedo a lo que pueda ocurrir…
En alguna ocasión me ha sucedido que el corazón se me ha acelerado mucho ante la presencia de mucha gente, poco aire y sobre todo por la sensación de encierro que me sobrecogía. También me he sentido agobiada al pensar en una situación concreta que no sabía cómo manejar, o que me daba miedo o incertidumbre.
En estas situaciones me he dado cuenta de que lo mejor que puedo hacer es tomar aire y volver al presente, una y otra vez, una y otra vez, hasta que poco a poco la presión vaya disminuyendo, el ruido mental cesando y vaya recuperando mi estado natural de calma y serenidad.
Si me empeño en prestar atención a los síntomas, en sentir las punzadas, los mareos y el vaivén lo único que consigo es que todo incremente, si por el contrario lo miro y lo dejo ir, se va diluyendo, va cesando y me encuentro.
Muchas gracias y perdón,
Ojalá todos los seres seamos felices,
Ojalá cese el sufrimiento y sus causas,
Pueda yo hacerlo!