Es increíble cómo un mismo recorrido puede resultar a la mente como un abrir y cerrar de ojos en un momento concreto, o una larga travesía en otro.
Hoy he cogido el coche y he venido al pueblo, 105 kilómetros. Recuerdo mis primeros viajes de pequeña con ama y la sis que, a pesar de ir cantando Nino Bravo a grito pelado, se me hacían eternos, porque quería llegar ya y ver a mis amigxs…
Después iba yo como conductora nobel y no veía el momento de bajar del coche y dar gracias por seguir viva y no haber ocasionado ningún desperfecto a nadie ni nada.
Con los años, los kilómetros y las experiencias todo se vive de un modo distinto, no hay tanto deseo de nada, ni tanto miedo a lo que pueda ocurrir, sino que experimento más presencia y entrega, aunque los cánticos si se siguen dando.
Esta vista de pájaro me ayuda a ver que la vida es cambiante por lo que poco merece aferrarme a emociones, situaciones o pensamientos que me inmovilizan porque descubro que no son yo, sino que hay mucho mas detrás de todo.
Y por otro lado observo que la práctica es el camino para andar.
Muchas gracias y perdón,
Ojalá todos los seres seamos felices,
Ojalá cese el sufrimiento y sus causas,
Pueda yo hacerlo!