Es maravilloso experimentar ciertos momentos de silencio, dónde no pasa nada por la mente, dónde simplemente pasan las horas y permaneces presente, sin preocupaciones, sin buscar ni intentar despistar la mente, solo permaneciendo.
En esos instantes escuchas sonidos, olores, sabores, texturas pero no reaccionas a ninguno de ellos, solo eres consciente de ellos, sin dejarte llevar, bien sea etiquetado como algo positivo o gustoso, o como algo negativo o repulsivo, solo observarlo y permanecer.
Y en esa atención es cuando empiezas a encontrarte de nuevo, porque no hay un come come de pensamientos, ni un sin fin de actividades, ni un remolino de emociones fluctuando de un extremo a otro, solo está el ser.
Y ese ser vacío de contenido respira confianza y serenidad, conexión con la naturaleza, con el resto de seres, con el amor universal. Porque cuando conseguimos salir de las máscaras no hay contención, no hay un eso no voy a decir porque no es conveniente, o eso no voy a hacer porque no es lo común. Fluyes con el momento, con lo que va sucediendo y confías plenamente en que no tienes que hacer nada más que ser tú, aquí y ahora, nada más, ni nada menos, ser.
Muchas gracias y perdón,
Ojalá todos los seres seamos felices,
Ojalá cese el sufrimiento y sus causas,
Pueda yo hacerlo!