Cuando tienes tan claro que la vida son dos días y que hemos venido para ser felices, para crecer y avanzar, y para ayudar en la medida de nuestras posibilidades, la tristeza es menos triste y las despedidas menos amargas, porque sabes que cada cosa está dónde tiene que estar, y no sólo lo sabes, sino que también lo sientes.
A esta realización le sigue la puesta en práctica que es aprovechar ese momento de decaimiento para crecer, para sentar nuevas bases y dedicarte por completo a lo que has venido a hacer, a lo que has venido a ser. Porque nada ocurre en nuestras vidas si no es por un propósito, y en este momento, para mí, es el de seguir avanzando, seguir hacia dónde mis pies quieran llevarme, con mucho amor y agradecimiento hacia todo lo recibido, y con la convicción y el sentir que éste es el camino, que éste es el lugar.
Puede que llore y eche de menos lo que nunca tuve, pero gracias a ello, hoy ideo nuevos proyectos, cojo renovadas fuerzas para seguir creyendo y confiando en mí, y me digo: sí quiero.
Intentar ver en cada momento una oportunidad nueva.
Muchas gracias y feliz día!
Ojalá todos los seres seamos felices,
Ojalá cese el sufrimiento y sus causas,
Pueda yo hacerlo!
