Me gusta hacer las cosas sin mirar al reloj, sin importarme si estoy diez segundos o tres horas. En ésta era de la multitarea y la vida rápida echo de menos vivir sin tiempo, y es que, cuando has vivido tiempo de tu vida sin mirar el reloj descubres una velocidad nueva, una manera de hacer las actividades diferente porque no hay nada que tengas que hacer después de manera “obligatoria”, y también sientes y piensas de otro modo, las revoluciones bajan y permaneces en el instante. Así es como puedes pasar un día haciendo muy poquitas cosas pero sintiéndote muy bien, porque has caminado escuchando a tu ser, porque has dado respuesta a su llamada.
No rechazo la época que me toca ahora de más movimiento, todo lo contrario, la acepto y la utilizo para estar presente cuando es difícil estar presente; cómo por ejemplo cuando vas corriendo al trabajo, y de ahí al supermercado que te cierra, y después quedas con alguien y además te pones el timer para meditar algo… Son preciosas oportunidades para trabajar la consciencia, para ver más allá del comecocos que estás viviendo y estar presente, sin juicios, ni valoraciones, sólo presencia.
La vida nos da lo que necesitamos para avanzar, para crecer. Agradezco los tiempos de observación, de estar, de ser consciente del instante porque gracias a ellos hoy puedo ver en la vorágine sin dejarme llevar por ella. Poco a poco.
Muchas gracias y feliz día,
Ojalá todos los seres seamos felices,
Ojalá cese el sufrimiento y sus causas,
Pueda yo hacerlo!
