A veces el llanto te invade sin motivo aparente, quizás es que has abierto demasiado el corazón con alguna postura de yoga, o has movido la cadera muy rápido a ritmo de clandestino, o quizás ha sido un pequeño detalle casi imperceptible el que ha desencadenado la ola de lágrimas.
Cuando te rindes a ese vaivén, puedes escuchar las heridas profundas, aquellas grabadas en el inconsciente y que en pocas ocasiones eres capaz de percibir con tanta claridad y comprendes. Comprendes tu dolor, tu miseria, tu angustia y la acoges.
La acoges como si te acogieses a tí mismx nada mas nacer, con sumo cuidado y atención, con respeto hacia ese ser divino que acaba de abrir los ojos, de dar su primer aliento en este espacio tiempo, sin exigencias, sólo escucha.
Y no te culpas por llorar, por sentir, todo lo contrario, lo agradeces tanto como la risa o el abrazo porque es parte de lo que en este momento se mantiene aquí, vivo.
Y así dejas de luchar por aparentar, sostener y catapultarte hacia la independencia de tus emociones y lo que eres ahora mismo, y las amas.

Muchas gracias y feliz día!
Ojalá todos los seres seamos felices,
Ojalá cese nuestro sufrimiento y sus causas,
Podemos hacerlo!